Reflexionando sobre la opinión
pública que se tiene acerca de la situación actual de mi país natal Venezuela, me
viene a la mente una de las leyes Universales:
La Ley de la Polaridad:
“Todo es
doble, todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y los
antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero
diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son medias
verdades, todas las paradojas pueden reconciliarse.”:
Sin embargo, en el colectivo (lo
que está programado en el inconsciente colectivo) solo se percibe que todo es
doble, todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos y nada más.
Y es que bajo esa ilusoria y limitada
percepción de la Ley Universal in comento, Venezuela se percibe empobrecida, arruinada,
fracasada, fracturada, dividida en dos bandos: los que están a favor del
Gobierno, etiquetados por el mismo colectivo como “Chavistas” y los que se
oponen al mismo, llamados “escuálidos” , estos últimos en resistencia
permanente ante todas las medidas y estrategias que asume la gestión del
Gobierno.
Esta percepción de la realidad ha
enfrentado a la sociedad que responde a la programación del inconsciente colectivo, en una guerra entre ambos bandos que
en su afán de tener la razón, no han
escatimado en engaños, traiciones, agresiones, manipulaciones, resistencias,
rechazos, odio, racismo, clasismo, que han minado hasta las relaciones
familiares, amistades, incluso las más íntimas, sumado a una migración masiva
de venezolanos a otros países del mundo, lo que también ha separado a numerosas
familias.
Esta sociedad “dormida” no se da
cuenta que son unos los espejos y reflejos del otro y que aquello que le
infringes al que crees contrario a ti, eres tú mismo reflejado en ese otro. (Por
lo que estamos ante la presencia de un auto ataque permanente (la sociedad en
contra de la sociedad), dándole vida a los arquetipos del bien y el mal, pero
por supuesto cada bando se atribuye ser “el bien” para justificar el ataque al
contrario a quien catalogan como “el mal”.
Venezuela al igual
que otros países vive su dualidad en un sistema de pensamiento positivista (de
negación de la otra polaridad, “ la negativa”), que se mantiene a través de un
arduo esfuerzo mediático y publicitario en el que se hace juicio de valor hacia
lo malo, y se rechaza todo lo que es contrario, como por ejemplo a “ la
oscuridad”, considerando que la luz existe solo en su ausencia.
Esto bien se puede observar a
través de las redes sociales y medios de comunicación, donde circula
información emitida por ambos bandos, mediante las cual se promueve el enfrentamiento y rechazo entre
ellos bajo las máscaras sociales de la política, la religión, los dogmas, la
nueva era, la educación, la recreación, diversión y el “buen” humor. Criticas, juicios, opiniones en contra,
llamados a la insurrección, llamados a apoyar a uno u otro sector de la
sociedad, falsos positivos, grupos de oración y meditación por la causa
defendida, en fin un sin número de ataques mediáticos entre uno y otro bando
que han llegado al colmo de poner en el tapete una posible intervención militar
por parte de un país extranjero que lógicamente para un bando significa lo
nefasto y para el otro la salvación.
La supuesta información
canalizada indicaba: que Venezuela está en una noche oscura del
alma, que vienen tiempos difíciles, que se va agudizar la escasez, que hay que
abastecerse de agua y alimentos. Que
ella y un grupo como trabajadores de la Luz hicieron una meditación para abolir
la blasfemia, energía oscura, satanismo, brujería para que nazca la nueva
Venezuela, pero que era necesario mantener la esperanza, la buena vibra, el
buen ánimo, la fe.
Valla semejante dicotomía, que
hace referencia a las personas “dormidas” en su conciencia, que no guardan coherencia entre lo que
sienten, piensan y hacen porque así perciben al mundo - separado por el bien y
el mal- y esa separación que vemos en el
mundo, es la misma que hay en nuestro mundo interior que ha originado la
presencia de la “sombra” en nuestro mundo inconsciente por lo que hay que comenzar por comprender
entonces, que una polaridad no puede existir sin la otra y juntas conforman “la
totalidad”.
El aspecto “negativo” de la
muerte es el fin de lo que está sujeto a ella, sin embargo, la misma muerte
tiene su aspecto “positivo” que es la transformación, la transmutación, aquello
que finalizó y dará paso a un nuevo comienzo de orden mayor. Por otra parte la vida, en su aspecto “positivo”,
es la posibilidad de compartir ordenadamente, pero también tiene su aspecto “negativo”
que es el ansia de poseer, de querer tenerlo todo, de acumular, pero de todos
modos son ambos sólo juicios desde la percepción de la realidad, ya que un
aspecto no puede existir sin el otro y ninguno es mejor o peor que el otro,
sólo “SON”, existen y ambos se experimentan.
Ahora bien, que tal si pudiéramos
ver que esa ley en su contexto más amplio nos estimula a encontrar el correcto
equilibrio en la existencia, ya que si nos alejamos del centro (el aquí y
ahora, la Fuente, El Punto Cero, Dios) y nos acercamos a los extremos (Luz y
Oscuridad) la vida nos compensará con lo contrario y así una vida de riqueza,
concluirá con otra de pobreza y un verdugo se convertirá en víctima como
consecuencia.
Es decir, que vivir de forma
equilibrada es lo que evitará que seamos absorbidos por la polaridad y tengamos
que compensar nuestra próxima experiencia ya que percibir a los opuestos como
enemigos, contradictorios e irreconciliables es lo que da pie a fomentar
nuestros rasgos psicóticos, formándonos la creencia de que estamos fragmentados
y que el mundo también lo está.
Dicho en palabras simples, la
polaridad existe para que “despertemos” y es un ayudante en esa misión de
alcanzar el equilibrio, que en términos más asombrosos ese equilibrio tiene
notables significados: Alcanzar la Iluminación, retornar a Dios, mantenerse en
el eterno presente, estar en el aquí y ahora, estar en la Fuente, estar en el
Punto o Frecuencia cero, trascender la dualidad, Ser la Totalidad, Ser Uno con
todo lo que Es (la Unicidad).
Cuando estamos “despiertos” un
bando ve a su opuesto como un apoyo para hallar el correcto equilibrio,
comprendiendo que antes de nacer pactamos relaciones y situaciones que nos
reflejarán aquello que precisamos equilibrar, para alcanzar la unicidad.
Nuestro propio campo energético
es un ejemplo perfecto de la confluencia de las polaridades, que nos muestra la
interacción de un lado implosivo y otro explosivo para permitirnos EL SER.
El
lado explosivo es cuando la energía/materia va del punto cero
hacia el exterior, hacia el norte, pero con polaridad sur. Este proceso lo
podemos asociar por ejemplo con el yang, lo masculino, lo positivo, la
esvástica (cruz utilizada por los budistas, hinduistas, nazis, entre otros) que
va hacia la izquierda. Su movimiento gira
en contra de las manecillas del reloj (levógiro), tiene el poder de la
separación, genera calor. También está
asociado a la raza “adámica”, al color rojo y a la fuerza eléctrica.
Considerado como un movimiento que busca llevar la Tierra al Cielo, la materia
a la energía, busca la libertad, el caos, el rompimiento del orden, busca
generar muerte y transformación. Para un ser humano el movimiento explosivo es
la conquista material.
En el proceso explosivo, cuando
la onda se desplaza del centro hacia la periferia, y logrando su punto de
máxima expansión, llega a una zona de no retorno, donde cambia su polaridad y
comienza un ciclo implosivo.
Ahora hablemos del lado implosivo que es aquél que gira
del exterior hacia el interior, en un sentido convergente. Tiene asociaciones a
características femeninas, es biomagnético norte y le atrae el sur, es el yin,
envolvente, centrípeto, es lo negativo y se mueve realizando un dextrogiro
(gira a favor de las manecillas del reloj), tiene el poder de la unión y genera
frío. Tiene connotaciones de la raza “evaica”, se asocia con el color azul y
con la fuerza magnética. Podemos considerarlo como un movimiento que busca
llevar el Cielo a la Tierra, lo eléctrico a lo magnético. Lo que busca este
movimiento es restablecer el orden, despojarse de las “vestiduras” para pasar por
el punto cero (retornar a la Fuente/Dios).
Es la vida espiritual que nos
lleva a la introspección y nos filtra hacia el centro de nuestro propio Ser. Su
misión es llevar la energía libre desordenada hacia el orden supremo y,
finalmente, disolverse en el punto cero. Por ejemplo, la esvástica que
encontramos en el pecho de Buda es una esvástica implosiva que gira hacia la
derecha, pues busca generar un camino de recogimiento del Ser para habitar el
Vacío, la Nada/Todo, la Semilla. Este camino es el desarrollo de la vida
espiritual.
Sin embargo, el punto cero puede
ser llamado punto de implosión o de explosión, dependiendo de la dirección del movimiento de la energía dentro del campo
energético. Este proceso recursivo es eterno y continuo, la ilusión de la
separación nos hace creer que no es así, pero veamos el siguiente ejemplo: una
persona nace, se ubica en el punto cero y comienza su recorrido explosivo en la
vida. Busca tenerlo todo, saberlo todo, abarcarlo todo, destruye el orden, vive
sus crisis de vida y rompe con lo establecido; puede terminar probando
cualquier tipo de sustancias tóxicas que le hagan explotar su coherencia
interna. Puede llegar a convertirse en una persona que destruya la vida.
Luego, llegado a un punto de
máxima irradiación de su experiencia, más o menos a la mitad de su vida, de forma súbita cambia su polaridad y su vida se torna
implosiva. Comienza a importarle menos el poder, el sexo y el dinero y busca
con mayor fervor la vida introspectiva, la meditación, las prácticas
espirituales. Quizá hasta renuncia a sus posesiones o las regala para un fin
social. Con su dinero y saber, funda escuelas, instituciones de ayuda para las
personas con adicciones, ayuda a reforestar los bosques, etc. Su vida se
orienta hacia la introspección, comienza a dejar de comer en exceso, usa sólo
lo necesario, no desperdicia, respeta la vida, se manifiesta en contra de las
guerras, la opresión y el caos. Su vida se orienta hacia el amor, la
individualidad y la libertad.
Observemos ahora lo contrario:
una persona religiosa dedicada desde su más temprana infancia a velar por el
bien social, por la humanidad, está dedicada a rezos, prácticas y desarrollo de
la sabiduría interior, hasta que vive una experiencia cumbre de Iluminación,
entra al vacío y se funde en ello. Habita por un instante el punto cero pero el
ciclo no se detiene ahí, continúa hacia un movimiento explosivo. Deja de
importarle el amor, las prácticas y los rezos y comienza a ver cómo hacer más
productiva su práctica meditativa o su religión, cómo lograr mayor rentabilidad
de sus prácticas terapéuticas. Se ve envuelto en una serie de circunstancias
que lo orillan a ser más astuto, más perspicaz. Crece en dinero, estatus,
poder, riquezas y comienza a querer acumularlo todo. Conquista otros
territorios, pudiendo incluso destruir a sus antiguos enemigos; elimina a todo
aquel que piense diferente a él, no por pensar distinto, sino porque su pensar
diferente le implica posibles pérdidas. Quiere abarcarlo todo, quiere imponer
su dogma, su fe, sus creencias a todo el mundo por medio de la muerte, la
destrucción, el fanatismo. Incluso amenaza a quienes se oponen a sus leyes de
acumulación de capital, a los místicos y ascetas que buscan una vida de
renuncia. Los calumnia pues la renuncia, la filosofía del no consumo
capitalista y el ejercicio de una vida natural con alimentación sustentable en
pequeñas comunidades no es rentable, no genera plusvalor.
Quizá termina
corrompiendo a menores o cobijando empresarios corruptos, políticos sinvergüenzas.
Hasta que muere, con su conciencia explotada, pero sus bolsillos repletos de
dinero y fama. Esta historia puede ser la de cualquier sacerdote, religioso,
místico, gurú o filósofo.
La Palabra SER HUMANO puede dar una pista de ello: Soy un SER cuántico, multidimensional, espiritual, inmortal, experimentando
a través de un cuerpo HUMANO, mortal
el cual está sujeto a las leyes físicas, y ambos aspectos pueden estar o no integrados
y al alcanzar esa integración se logra el equilibrio y la Unicidad pero esos aspectos
interactúan a lo largo de la vida.
Así pues la pobreza creada desde
la mente y proyectada a parte de la realidad colectiva, es algo que ha
convenido a los “Amos”, gobernantes de
los grandes imperios, que han mantenido a la sociedad venezolana “dormida” para
que no se empoderen y se hagan conscientes de su valía personal y de sus
riquezas naturales que son la materia
prima adecuada para una vida equilibrada, libre, saludable en un ambiente que
evolucione con su humanidad y en un paraíso tropical que siempre tiene sus
puertas abiertas para todos.
Sin embargo en algunas etapas del
proceso se ha vivido miseria y pobreza y otras épocas han sido más
prosperas. Pero ello, ha conllevado al antagonismo
de una sociedad separada por los extremos de las clases sociales (ricos
burgueses y pobres proletarios) y esos extremos has oscilado a través de batallas
con derrotas, victorias y revolución política.
Esta oscilación social de un
extremo al otro en Venezuela, ya está cerca de conseguir su centro. No obstante durante el proceso, los “ricos” se
han vuelto más “pobres” y los “pobres” más “ricos”, acercando más a la sociedad
a una integración e igualdad por ahora no muy comprendida ya que va más allá
del aspecto material de la existencia, se trata más bien de una expansión de la
conciencia. Un “despertar” a la verdad
de que somos merecedores de experimentar el Cielo en la Tierra y de que todos
somos por igual hijos de Dios.
Somos sujetos repletos de
contradicciones, ambigüedades y paradojas, y nuestro trabajo es integrar esas
contradicciones. El trabajo psicológico no es dejar de desear, pues el dejar de
desear es ya un deseo. Tampoco es borrar
nuestro lado “oscuro”, es decir, aquel que no aceptamos, sino que consiste en
comprender, en abrazar la polaridad, en unificar nuestra sombra. Entendiendo
que la sombra es aquella pare de mí (la otra polaridad) que se oculta en mi
inconsciente por el hecho de que la niego, no la acepto como parte de mí y lo
único que nos impide INTEGRAR nuestra sobra, es nuestra identificación, nuestra esclavitud,
nuestra fidelidad en creer que nuestra visión del mundo es la correcta, que
nuestro estilo de vida es el único y el “bueno”. En el momento en que soltamos
ese apego primordial, damos paso a que lo contrario se manifieste. A que la
sombra, los rincones más oscuros de nuestra psique surjan y en el surgimiento
se incorporen.
Es a través de experimentarlo
subjetivamente que uno crece en la asimilación de contradicciones. No es una
teoría, no es un postulado intelectual, sino una vivencia que se experimenta
con todas las entrañas de nuestro Ser.
Psicológicamente, tenemos
características masculinas y femeninas aunque seamos hombre o mujer. El grado
de ánima y ánimus determinan la forma de relacionarnos con el mundo. Un bebé es
creado por la unión de dos fuerzas opuestas, como el padre y la madre. El
lenguaje revela pares de opuestos como bueno/malo, sano/enfermo, amor/odio,
visible/invisible, izquierda/derecha, arriba/abajo, dentro/fuera,
creador/creado, ganancia/pérdida, etc., y recordando que la palabra tiene poder
y para el inconsciente no existe el juicio (lo que es bueno o malo), entonces
debemos tener conciencia de lo que pensamos y decimos, porque al nombrar una
polaridad estamos declarando y atrayendo su opuesto a la sombra.
Sabemos que siempre que se quiera
negar una parte de la realidad, no se hace sino darle más fuerza; cuando una
persona no trabaja en aceptar su sombra, sus aspectos ocultos, tarde o temprano
la realidad le hará tener que verlos de frente y asumirlos.
Generalmente, las parejas se unen
buscando su opuesto y por eso es que vemos a una persona pasiva con una asertiva
y al que es jefe, buscará empleados; las que viven como víctimas, se acercarán
a victimarios. Una persona muy ahorradora, vivirá con una despilfarradora; un
integrador, con un excéntrico. Una persona muy reprimida en su sexualidad o en
sus emociones se inclinará por acercarse a otra apasionada. El promiscuo, con
el impotente; el maestro, con el alumno; el seguidor, con el líder; etc. Todos
vivimos aspectos de nuestra propia polaridad en diferentes niveles y
circunstancias, cuando la realidad nos devuelve un conflicto con una persona,
no hay sino que voltear a interiorizar y aceptar el aspecto aparentemente
negativo de uno mismo, para no provocar el conflicto en el exterior, ya que
éste es producto de nuestra guerra interna.
Ya tenemos claro que en la vida todo fluye y refluye, sube y baja, crece y decrece, va y viene. En un extremo del péndulo está la alegría, en el otro el dolor, y así la esperanza y desesperación, pesimismo y optimismo, pasión y dolor, triunfo y fracaso, ganancia y pérdida, y un larguísimo etcétera y ambos polos corresponden ciertamente a los dos extremos del movimiento pendular, pero existe un punto de equilibrio, aquel que neutraliza esa polaridad pero depende de la percepción y los juicios, de la aceptación o negación que tengamos en cada situación.
La negación mantiene la
polaridad, mientras que la aceptación la neutraliza y a fin de cuentas la
verdad que es lo que interesa no está bajo la percepción del péndulo o la
polaridad, no se encuentra entre el vaivén de las teorías y creencias, porque la
verdad está en el centro del péndulo (el punto cero, el aquí y el ahora), no en
la extrema derecha y tampoco en la extrema izquierda.
Cuando al Maestro Jesús le
preguntaron: ¿Qué es la verdad?, guardó un profundo silencio. Y cuando a Buda
le hicieron la misma pregunta, dio la espalda y se retiró.
La verdad no es cuestión de
opiniones, ni de teorías, ni de prejuicios de extrema derecha o de extrema
izquierda, la verdad es algo que debe ser experimentado en forma directa, como
cuando uno mete el dedo en el fuego y se quema, o como cuando uno traga agua y
se ahoga.
El centro del péndulo (el punto
cero), está dentro de nosotros mismos, y es allí donde debemos descubrir y
experimentar en forma directa lo real, la verdad y para ello es necesario auto-explorarnos
directamente para auto-descubrirnos y conocernos profundamente, dejando de estar
influenciados por las opiniones del colectivo como borregos “dormidos” que a
ciegas sigue y emula a la masa dominada por el Sistema.
El sistema intelectual de
cualquier hombre es muy respetable, mas a cualquier sistema se le opone otro y
ni uno ni otro es la verdad.
En mi experiencia personal, considero que no hay un solo “despertar”,
sino que voy despertando a distintos sueños y situaciones haciendo de esto un
proceso interminable, por lo que el equilibrio total tampoco lo he experimentado,
pero me siento más atenta lo cual me permite ir integrando cada sombra de
la me voy haciendo consciente y eso me hace sentir liberada, así como si
estuviera sacando peso del morral de programas que llevo en la espalda hablando
metafóricamente.
Cuando vivimos desde la dualidad
somos esclavos de estar de un solo lado de ambas polaridades: o estás con el
bien o estás en su contra lo cual te haría “malo”. ¿Qué clase de libertad es esa? … El mundo dual nos esclaviza a la constante
elección de una u otra polaridad y creemos que porque elegimos uno u otro bando
tenemos libre albedrío y es que no nos damos cuenta de que en un universo de
infinitas posibilidades tener que elegir un sola opción entre sólo dos, para
nada es libertad.
En este momento de mi vida no
estoy a favor ni en contra de ninguno de los bandos políticos de mi país porque
siento que todos hacemos lo que creemos
es lo mejor, pero tampoco tengo resistencias ni negación de lo que está
sucediendo, por lo que prefiero no juzgarlo y fluir conforme me guía mi
intuición. Mi vida, mi felicidad, mi
realidad dependen sólo de mí y cuando me invade el miedo, la inseguridad, la
confusión que surgen desde mi EGO a susurrarme que las cosas van a estar mal y
se pondrán peores (programación instalada en el inconsciente colectivo de tanto
que se repite), inmediatamente respiro profundo y orando a la Divinidad (mi SER
interno) le entrego esas emociones para que las transmute en amor y me dé la
percepción correcta de esa situación.
Aún con el miedo presente, lo acepto, lo atravieso (lo experimento
completo, lo respiro) porque sé que detrás de él está mi Poder, ese que me da
la certeza de fluir porque todo pasa para un bien superior.
Con esta práctica la oscilación
del péndulo casi está en su centro por lo cual no llego a estar en angustia ni
depresión permanente, por el contrario la mayoría de las veces me siento
tranquila y eso me permite crear una realidad más armónica desde pensamientos y
sentimientos más equilibrados.
La armonía la consigo
manteniéndome en el presente, sin caer en la angustia de pensar ¿qué pasará
mañana?, y he podido constatar en carne propia que al soltar la ansiedad por el
futuro y estar consciente de que mi realidad la construyo “YO” desde mis
pensamientos y sentimientos, me ha hecho más atenta de mi misma y he dejado de
responsabilizar al mundo exterior (el gobierno, las relaciones, las
situaciones) de todo cuanto vivo, empoderándome de mi vida la cual estoy
llevando a un mayor equilibrio y armonía con el apoyo de los espejos que me reflejan
mi propia sombra.
Somos un fractal de Dios, la
Fuente, El Creador, el Absoluto y somos creadores a su imagen y semejanza. Creamos nuestra propia realidad a través de
lo que Creemos, pensamos y sentimos.
Dios, El Absoluto, ES TODO LO QUE
ES y como sus hijos simplemente nos toca SER, irradiar eso que SOMOS y cuando
estamos “dormidos” tenemos la creencia de estar separados en dos polaridades
opuestas, pero cuando “despertamos” trascendemos esa ilusión o creencia y
comprendemos que SOMOS la totalidad (ambas polaridades) y así como el Sol no
ilumina por sectores, no da su luz a ciertas partes del universo y a otras lo
oculta, sino que El Sol irradia, así de la misma manera el Ser también irradia
todo lo que Es y a menos que esté equilibrado, irradiará a través de sí mismo
su lado luminoso y a través de otro su lado oscuro.
El “otro” es todo lo exterior al
sí mismo, es decir las relaciones, las situaciones y todo el mundo exterior. El
Otro, también eres tú.
Detrás del miedo está la verdad,
que nos da la percepción correcta de quienes Somos en este plano: Somos los
Hijos de Dios, somos Cristos encarnados viviendo una experiencia humana y lo
tenemos todo, porque somos todo.
Entonces ya recordaste quién
eres?…
¿Cómo percibes a Venezuela?
Esa percepción es el reflejo de
tu mundo interior y si te “salvas” a ti mismo (buscas tu equilibrio),
“salvarás” a Venezuela y a tu mundo.
Venezuela es un fractal del planeta tierra, lo tiene todo, es todo y es equilibrio. Vibra en la sintonía perfecta, es Amor, es eterna, es infinita...
Venezuela es un fractal del planeta tierra, lo tiene todo, es todo y es equilibrio. Vibra en la sintonía perfecta, es Amor, es eterna, es infinita...
Sol Galactico