… y exhausta de este largo y desafiante
viaje a este lugar misterioso, obscuro, oculto que se guarda en lo más profundo
de mi SER, te encontré!!!
Oh Saturno! cuanto te ignoré, cuanto
te renegué,
cuanto
te critiqué.
Te
rechacé una y mil veces.
Te
creí un enemigo maléfico: despiadado, violento, rígido, intimidante, soberbio,
orgulloso, arrogante, esclavizante, autoritario, poderoso. “El SOL NEGRO”…
…y todo eso me alejaba más de ti, me
hacía temerte.
Te
presentaste de muchas formas, te proyectaste a través de seres queridos y de
ninguna manera pude darme cuenta que eras esa otra mitad que tanto
buscaba. “Mi complemento Divino”.
Pasé
mucho tiempo buscándote afuera y muchas veces me perdí, hasta que el cansancio
me venció y me rendí.
Cuando
avanzaba en mi viaje sentí que estabas cerca, pero seguía enfocando tu llegada
en un lugar distinto al que te encontré.
Ese
día fue mágico y se abrió otra realidad para mí, encontré y me empoderé de mi
mayor potencial que yacía oculto en mi interior.
Te
miré y simplemente sucumbí a esa energía electromagnética que surgía de ambos y
desde allí me dejé fluir para adentrarme en una experiencia que jamás había
vivido de total y absoluta plenitud.
Gracias, Gracias, Gracias…
Saturno,
ya no tienes que mostrarte más como LA SOMBRA, porque al reconocerte, aceptarte
y ser consiente que eres parte integrante de mí SER, me haces completa.
Quedó
en el pasado mostrar a través de mi mascara de EGO la dualidad del hermoso y
bondadoso “Sol amarillo” y el reactivo “Sol negro”, que salía sin permiso y sin
aviso desde la temible sombra.
Aquí
y ahora me siento un “Sol Iluminado” que habiendo integrado mi sombra y mi luz
en el matrimonio arquetípico –conmigo misma- me expreso y continúo mi
experiencia evolutiva, desde la totalidad de lo que YO SOY y manifiesto las
infinitas cualidades del amor incondicional en su más elevada frecuencia
vibratoria en orden divino y perfecto (libertad, armonía, creatividad, liderazgo,
prosperidad, abundancia, etc.).
Aún
con todas las pruebas superadas, Tú mi SER me sigues poniendo retos para asegúrate
de que sigo mi recorrido en este viaje, con mí nueva integridad y no te quepa
duda que he vuelto a caerme pero no a dejarme vencer.
Lo
que he aprendido durante este viaje, que aún continúo es que en “Mí” reside un
campo unificado que lo contiene todo, y es mi intención consciente la que
determina aquello a lo que elijo acceder.
Nada nuevo es creado, pues ya está
presente dentro del campo. Y es el más alto nivel de conciencia lo que me guía
en el proceso de manifestación de toda esa basta energía/información a la que
aquí y ahora accedo a voluntad.
Avanzo a otro nivel de mi viaje, fusionada
con mi complemento divino que está proyectado en una frecuencia de luz
superior, en un Ser Maravilloso que aquí y ahora vibra a mi ritmo en un compás que
nos conduce hasta el infinito y más allá…
Sol
Galáctico
La Sombra, como Arquetipo de lo
Inconsciente, representa una parte de nosotros mismos que por múltiples razones
reprimimos y cuando nos hacemos consciente de ella, descubrimos el Don que nos
hace únicos e irrepetibles.
¡Oh hombre, conócete a ti mismo y
conocerás al Universo y a los Dioses! Es una frase milenaria, esculpida en el
frontispicio del templo de Delos, en Grecia, que refiere la esencia común a los
diferentes caminos para desentrañar el supremo misterio de la vida y del universo: Cuál es el sentido de la vida, para qué estamos aquí, y dónde radica
la fuente de nuestro propio Poder.
Sin embargo, en este punto de nuestro
camino surge ante nosotros un obstáculo aparentemente insuperable... ¿Cómo
vamos a conocernos realmente si hemos rechazado la mayor parte de nuestro Ser,
desterrándolo a la Oscuridad de la Inconsciencia?
Porque, sin ninguna duda somos mucho
más de lo mostramos a simple vista... La mayor parte de nuestro Ser vive y
actúa a nuestras espaldas, como un Yo disociado y separado de nuestro vivir
cotidiano.
Juzgado y condenado por el tribunal de
honor de la sociedad, por el delito de ser moralmente incorrecto y socialmente
peligroso, nosotros mismos, siendo aún niños, ejecutamos la sentencia,
apartando lejos de nuestra vida consciente a este conjunto de formas de Ser, de
Dones y de Valores, los cuales, recluidos en las más profundas y escondidas
estancias de nuestra Psique, se han convertido en La Sombra de nuestra
Personalidad Consciente.
Según el psicólogo Carl Gustav Jung,
quien acuñó el término de La Sombra los rasgos del ser humano en parte
reprimidos, en parte no vividos del todo desde el principio fueron en gran
parte excluidos por motivos morales, sociales, educativos o de otro tipo y por
eso cayeron en la represión, es decir, en la disociación.
Una gran parte de La Sombra
la conforman nuestros mejores Dones, nuestros grandes talentos, así como rasgos
imprescindibles para vivir una vida en armonía con nosotros mismos y con el
entornos que nos rodea, como por ejemplo la Ira (en su expresión positiva,
utilizada para marcar límites sanos para nuestra propia seguridad), la
Sensibilidad (por ejemplo para el trato con las personas, o también para el
Arte o la Música), la Empatía, la capacidad para mostrar nuestra propia
vulnerabilidad, etc.
De
este modo, muchos hombres esconden su capacidad para Amar por temor a ser reprobados como seres vulnerables y frágiles, con los que no se pueda contar en
momentos de peligro; y muchas mujeres rechazan su propio Poder para afirmarse
por sí mismas en el mundo, protegiéndose a ellas y a los suyos ante los abusos
de otros, para no ser rechazadas por su familia y por una sociedad que
considera -aún hoy en día, aunque afortunadamente cada vez con menos
vehemencia- que las mujeres han de ser vulnerables, acomodaticias, y depender
de los hombres que están llamados a protegerlas.
Publicado por Manuel Marques Robles en
encaminodelheroe.blogspot.com